miércoles, 9 de diciembre de 2015

7. ¡No tengo una obsesión con pollas grandes!(por María)

Después de una de nuestros sesiones de asesoría matrimonial, el doctor Gonzalaz me pidió reunirnos para una sesión privada, con motivo de conversar sobre lo que él llamó "mi obsesión con los penes grandes."

No sé cómo piensan ustedes, amigas lectoras, pero para mí, cuando un hombre te dice "quiero reunir a solas contigo," es tiempo ponerte las portaligas y sacar las bragas. A la moda de Sharon Stone en esa famosa película. Pues así llegué a la sesión.

"¿Cómo le va, Señora La Cocktease?"

"Listo para el combate, doctor."

"Ay, Señora, no debe mirarla así. Piénselo como una conversación amistosa con alguien de confianza que quiere ayudarle con un problema."

"Y qué problema sería eso, doctor?" dije sentándome y cruzando mis piernas.

"Su obsesión con pollas grandes, por supuesto."

"Mira, doctor," le dije mientras abrí las piernas para darle su primer vistazo al interior de mis muslos. "Admito que prefiero hombres bien dotados. Pero nunca he visto un pene que no me pude resistir, no importa lo grande que era. Así que yo no lo llamaría a eso una obsesión."

"Entonces ¿no le molestaría si haremos un experimento para verificar mi hipótesis, Señora?"

"Como desea, doctor."

"Muy bien. Por suerte, tengo un pene grande. Así que ¿le importa si lo saco para que usted pueda verlo?"

"Míralo, sí. ¿Por qué no? Pero nada más. No olvide que usted está tratando con dama, doctor."

"Entendido, Señora LaCocktease." Y con esto, sacó una polla no poco impresionante que ya estaba empezando a hincharse. Abrí mis piernas y recosté en la silla para darle una mejor vista de mi vulva. Cosa que me pareció importante para demostrarle que quería ser una paciente cooperativa.

"Usted tiene razón, doctor. Es muy grande. Me sorprende que no me di cuenta antes."

"Lo importante es que usted ha dado cuenta ahora," dijo haciendo una pausa, obviamente empezando a estar afectado por sus propias acciones. "Y ya vamos a ver cómo usted va a reaccionar. Entonces voy a seguir acariciándolo para que llegue a su tamaño máximo. ¿De acuerdo?"

"Si eso le parece lo correcto, doctor, estoy de acuerdo. Porque esto sí es una erección impresionante y me gusta ver los penes así. Pero ni piensa que usted va a provocar que lo toca."

"No. Claro que no, Señora" me dijo mientras continuaba a masturbarse, haciendo movimientos hacia arriba y abajo, que parecían tener un gran efecto. "Pero se nota que usted está poniéndose... inquieta, ¿no? Se nota la lengua... más suelta."

"¿Yo?" le respondí levantando mi falda para no estar sentado en ella y así evitar que se moje. "Yo estoy muy tranquila, doctor. ¿Qué piense usted? ¿Qué una mujer con mi experiencia va a calentarse sólo para mirar una erección? ¡Por favor!"

"Claro. Se nota... la tranquilidad... en su voz" me dijo sarcásticamente.

"Y también en la suya, doctor. Además, usted ya tiene el pene muy hinchado. Eso le debe doler como el diablo."

"Y usted parece muy mojada, Señora. ¿No le gustaría... mi ayuda... en algo?"

"Bueno, doctor, mojarse suele pasar con nosotras las hembras. Pues estoy acostumbrada. Pero si quiere ayudar, préstame tu pañuelo." Me pasó, lo usé para secarme un poco el coño y le devolví.

"Puedo oler que usted está en celo, Señora" me dijo levantándolo a su nariz.

"Es verdad, doctor, pero dominando a mí mismo. ¿Usted piensa que esto es la primera vez que estoy mirando a un hombre tocando su pene grande? Ay, doctor, como usted sabe, ¡tengo mucha experiencia con los penes grandes! E incluso si lo suyo es de un tamaño descomunal, esto no significa que voy a ponerme a cien sólo para verlo. No, doctor, soy todo bajo control."

"Yo también, Señora. Yo también."

"Eso me alegra" le dijo mientras tragando un poco de saliva que se había acumulado en la boca. "Pues, ¿perseveraremos?"

"Con gusto..." me dijo. Pero luego se detuvo y levantó el pañuelo a la nariz de nuevo.

"Ehmm, ¡cuidado, doctor! Sé por experiencia que mi olor – es decir mis feromonas - tienen un fuerte impacto en muchos hombres."

"Sí, señora. Me puedo imaginar. Incluso están... impactando.... ¡No! Tómalo, Señora" insistió dándome el pañuelo. "Creo que debemos... terminar... esta sesión... ahora."

"Entonces ven acá y le ayudaré a guardar esta cosa en tus pantalones, doctor. ¿No vaya a eyacular si la toco?"

"Por supuesto que no, Señora."

"¡Vaya! Qué venas tan marcadas tiene doctor, y cómo liso y brillante es la cabeza" le dijo careciendo esta pedazo de polla con los dedos e inspeccionándola de cerca, mientras que me di cuenta que estaba frunciendo mi boca involuntariamente. "¿Le duele mucho?"

"Uhhh... Un poquito..."

"Bueno, una dama verdadera siempre está dispuesta ayudar a un hombre si las cosas se ponen duros para él. Pues, le doy un besito para que se mejora.... Y ahora guardémosla en tu pantalón."

"Ahhh... noooo... Aghhh...."

"¿Todo bien, doctor?"

"Nooo... puedo.... agghhh... contenerme..."

"¿No? Pero me dijiste que no eras eyaculador precoz, ¿no doctor?"


¡Qué desastre!
"Putaa... calientapollas... Argghhh... ¡Me hiciste acabar! Ahggg..."

"Ay, doctor, ¡qué desastre! Realmente debes aprender a controlarte. Ahora todo el mundo va a ver esta gran mancha que hiciste en mi falda. Bueno, la sesión ha terminado ¿no?"

"Sí, Señora. Se terminó."

"Gracias, doctor. Nos vemos."


viernes, 20 de noviembre de 2015

6. Soy adicto a cunnilingus (por Roberto)

Esto es un relato sobre la sesión que tuve con la psiquiatra consejera matrimonial en donde hablamos de mi adicción a cunnilingus.

"Roberto, debido que tu esposa va a reunir en privado con el doctor Dr. Gonzales esta semana, pienso que podemos aprovechar de nuestro tiempo a solas para hablar de tu auto-proclamada adicción a cunnilingus."

"Gracias, doctora, será un placer."

"Perfecto. Aquí se dice que crees que esto comenzó en tu adolescencia, después de ver una vieja película porno en negro y blanco de 8mm. ¿Podría explicar eso a mí?"

"Claro, doctora. Todo comenzó durante la clase de natación de que le hablé antes, cuando los otros estudiantes estaban burlando del tamaño de mi pene. Usted recuerda esto, ¿no?"

"Sí, Roberto," dijo con una irritación ligera. "Lo recuerdo. Continúa por favor."

"Bueno, durante esa clase había también una chica cuyas pechos eran más grandes que las de las otras chicas, con pezones duros que estaban visibles a través de su traje de baño, al igual como mi pene. Y por supuesto, varios de los chicos comenzaron a hacer silbidos."

"Así que grité a ellos para detenerlos y nadó hacia adonde estaba ella. Estaba a punto de llorar, así que me frotaba mi mano en su espalda y le dijo que no dejar que esos idiotas le molesta. De alguna manera su pierna rozó mi polla y ella se quedó inmóvil. Luego se relajó y empujó su pierna contra mí de nuevo."

"'Lo siento,' me dijo, 'no era mi intención hacerte duro.' Pero yo no estaba duro y le dije eso. 'Oh,' me respondió sonrojándose. 'Es que nunca me he sentido uno antes.' Pues le dije que no se preocupara. Que cuando finalmente sintió uno que estaba duro, ¡que ella sin duda lo sabría!"

"Roberto, nuestro tiempo es limitado. Por favor, ¿puedes llegar más rápido al grano respecto a que tiene esto de hacer con tu adicción al sexo oral?"


Vimos la película tres veces
"De acuerdo, doctora. Para que sea corto... Ella me invitó a su casa, y cuando llegué allí, estábamos a solas y me mostró esa famosa película."

"Perdóname, pero, ¿cómo es que una chica inocente como ella consiguió una película así?"

"Yo me preguntaba eso también, la primera vez que la mirábamos. Pero me dijo que su hermana mayor era una profesora de educación sexual y que pertenecía a ella."

"¿Me dices que ustedes la miraron más de una vez?"

"Sí, doctora, tres veces en total."

"¿Y qué se trataba?"


Una película similar
"Una mujer estaba lavando platos en la cocina. La camera acercaba a su cara y se noto que algo estaba pasando. Inicialmente pensé que ella estaba estornudo o tosiendo. Pero cuando se aleja la camera, se vio que un hombre tuvo su cabeza puesta debajo de su minifalda. No recuerdo cuanto tiempo duro la escena, pero en su transcurso la mujer dejó caer el plato y agarró el borde del disipador para mantener su equilibrio. No hubo sonido, pero era obvio que ella estaba gritando. Después hubo una segunda escena con una mujer sentada en las escaleras mientras que un hombre también se comió el coño."

"!Vaya! Qué fuerte," dijo la doctora, obviamente excitada. "¿Cómo reaccionaron ustedes?"

"Bueno, después de mirarla la primera vez, creo que los dos estábamos excitados, pero tímidos. Después de la segunda vez, estábamos muy cachondos y empezamos a besar. Ella tocó la polla y me dijo que había estado en lo cierto. Que ya se dio cuenta de que sin duda yo estaba duro. Los dos nos reímos de eso y nos pusiéramos mucho más relajados. Y después de verla tercera vez, le pregunté si pude lamer a ella como hizo los chicos de la película."

"¿Y qué te dijo?"

"Ella me dijo 'por supuesto tonto, ¡por eso se la mostré a ti¡'"

"Y... ¿Lo hiciste?"

"Por supuesto que sí, doctora. ¿Cómo iba a resistir hacerlo? Sólo tenía catorce años, pero aun así, el instinto sexual es fuerte, ¿no?”

"Sí, sí, es muy fuerte," dijo ella, más de un poquito distraída. "Pero... ¿Por qué piensas que esto fue una adicción?"

"No, no. En este momento no sabía que era adicto. Sólo me di cuenta de esto más tarde."

"Pero, repito, ¿por qué dices que es una adicción, Roberto?"

"Umm... Porque no puedo pensar ni en una sola vez que estaba con una mujer sin comiendo su coño. Cuando pienso en una mujer, en mi mente siempre me veo lamiendo su clíto y chupando sus labios. Y no puedo recordar ninguna vez que una mujer me ha mostrado su coño y que he resistido comerlo."

"¿Estás diciendo que,” me dijo moviéndose en su silla “si me expongo mi vulva… así… que no puedes resistir comerlo?"

"Ay, doctora, ¡esto es muy poco profesional!" le dijo levantándome de la silla para arrodillarme entre sus piernas abiertas. "Pero, ¡qué lindo coño tiene usted! Y como grandes y bonitos son tus labios....."


martes, 17 de noviembre de 2015

5. Quería ser tetona...(por María)

Puede ser que Roberto se avergonzaba del tamaño de su pene cuando era joven. Pero yo siempre he querido tener tetas grandes.

Pero por desgracia, cuando era más joven, la naturaleza no me bendijo. Cuando conocí a Roberto en 2003, estaba obsesionada con la idea de poner silicona. Para su crédito, él se oponía a eso, e incluso escribió un poema sobre mí. Comenzó:

María era una treintóna
que en la cama era una leona.
Pero siempre pensó
que no provocó,
por falta de ser una tetona.

Quiero poner silicona!
Quiero hacerme chichona!
Y vestirme sexy,
para que cuando miran a mí,
todos sabrían que soy Amazona!


María 2003
Él siempre me dijo que lo que realmente le gusta de mí era mi vulva, cosa que también puso en el poema:

Siempre llevaba portaligas
y por supuesto no usó bragas.
«Prefiero aire fresco!
Los pantys me dan asco,
porque dejan mis labios aplastadas!»

Presentado con una vista tan tentador,
ella sabía que un hombre sentiría un gran ardor.
«¿Te estoy dando un subidón de adrenalina
mostrando así mi linda vagina?»
preguntó seguro que su espectáculo fue aturdidor!

Pues diciendo un montón de cosas así de convincentes - y con mucho, pero muchísimo sexo oral - él me disuadió. Realmente me convenció que mi coño es mi característica más sexy.

Ahora alistándose por una cita -
con un hombre de grande varita -,
ella no falta autoestima.
Pues dice con mucha ánima,
«Él no va a resistir mi conchita!»


María 2004

Lo mejor de María (según Roberto)
Así que todo iba bien para mí con mis tetas pequeñas. Hasta que me quedé embarazada por primera vez. Entones, como se puede ver... ¡han crecido un poquito! Y después, cuando llegué de estar embrazada por segunda (y última) vez, ¡ellas quedaron aun más grandes!


Pezón 2009

María 2009

Puede ser que luzcan muy bonitas, pero pesan como el diablo, sobre todo cuando me pase a montar o hacer jogging. Y por supuesto, durante muchos meses, se filtraban todo el tiempo. Así que para una chica que estaba acostumbrada a tener pechos pequeños, este dibujo no es tan exagerado. ¡Pero así es la vida de una tetona!


María con fuga de leche 2007

¡Nooo!

"Estos pechos son horribles..."

Bueno, ahora que estoy acostumbrada a ellas, no me parecen demasiado difíciles de soportar. Han secado y achicado un poco - aunque todavía fluctúan mucho con mi peso. Entonces, al fin de cuentas, parece que obtuvo mi deseo de tenerlas grandes mediante el uso de esperma en lugar de silicona!


Uff... Bonitas, pero ¡muy cargadas!

María 2015

María 2014

sábado, 14 de noviembre de 2015

4. Aprendiendo a no ocultar mi bagaje(por Roberto)

Esto es un relato de una sesión que tuvimos con una psiquiatra consejera matrimonial en donde logré aceptar no ocultar mi bagaje, con el fin de complacer mejor a María.

"Señor Aguante, Señora LaCocktease, bienvenidos a mi consultorio."

"Gracias doctora," dijimos juntos.

"Primero, quiero aclarar porque el Dr. Gonzales les ha referido a mí. De acuerdo con el expediente de sus sesiones de terapia de parejas con él, ambos presentan algunas conductas - agravadas por una condición física en el caso del Señor Aguante -, que pueden requerir un análisis más profundo por alguien del sexo femenino."

"Disculpe, doctora, pero ¿puedo pedirle a aclarar para mí lo que quieres decir por condición física?"

"Aquí dice que usted tiene personalidad tipo macho alfa y un pene bastante grande, Roberto. Pero que era una fuente de vergüenza para ti como niño y que puedes ser traumatizado por esto."

"¿Es verdad, Roberto?" me preguntó Maria. "¿Has sido avergonzado por su pollita?"

"Es que cuando yo era adolescente, tuve un montón de problemas ocultándolo. Todos se burlaban de mí por ello y eso me hizo sentir muy incómodo. A veces, también era incómodo físicamente."

"Está bien," dijo la doctora. "¿Por qué no empezamos sobre este hablando de la incomodidad física que tuvo?"


Roberto 2015
"Eso fue más o menos por culpa de esos pequeños escritorios que utilizan en las escuelas. No había suficiente espacio debajo de ellos para abrir mis piernas cuando tenía que ajustarme. Así que a veces mi pene se metió en una posición incómoda, y yo no podía ajustarlo. O mis huevos fueron apretados porque no podía abrir mis piernas lo suficientemente amplia, mientras estaba sentado en el escritorio. Y esto duele."
"Es verdad, doctora. Su escroto es el tamaño de una manzana," confirmó Maria.

"Vale" dijo la doctora, escribiendo algo en nuestro archivo sin levantar la cabeza. "¿Y las burlas? Por favor, ¿me puedes dar un ejemplo?"

"Ufff. Bueno..." dije, mirando no solo a la doctora, pero también a Maria. "Supongo que ustedes saben que un joven no siempre puede controlar sus erecciones. Y un día en la escuela tuvimos una clase de natación mixta - los chicos y las chicas juntos en la pecina. Pero no nos permitieron utilizar nuestros propios trajes de baño. La escuela los

Roberto en traje de baño
proporcionaba y eran básicamente Speedos. Y bueno, como María puede decirle, si se hincha el pene, es muy notorio."

"Sí. Eso también es cierto, doctora."

"Está bien,” dijo. “Seguí, por favor."

"Así que, por supuesto, todo el mundo podían ver mi bulto, y me di cuenta de que varias de las chicas estaban chismeando entre ellas al respecto. Pues, fui humillado."

"¿Cuántos años tenías en ese momento, Roberto?" preguntó la doctora.

"Catorce."

"Ya veo. Y a medida que estabas creciendo, fuiste capaz de superar su vergüenza?"

"Sí. Claro."

"¡Está mintiendo, doctora!" intervino María. "Hasta el día de hoy él siempre compra pantalones sueltos e incluso a veces le lleva puesto dos pares de ropa interior para tratar de ocultar su forma."

"¿Esto es verdad, Roberto?"

"Sí. A veces. Pero no es por vergüenza. Es para ser prudente. Es decir, en determinadas situaciones..." balbuceé.

"¡Ridículo!" gritó Maria. "Tú siempre quieres que me pongo ropa ajustada y


Roberto 2013
reveladora, e incluso andar sin sujetador. Así que, lo que es bueno para la gansa también debe ser bueno para el ganso. ¿No te parece, doctora?”

"A mí, sí. Pero lo importante es lo que usted piense, Señora.”

"Pues, sí, es muy importante para mí, doctora. Soy una dama de primera, incluso una esposa trofeo, como antes solían decir. Así que yo quiero que todo el mundo vea que mí marido es lo suficiente macho para merecer una hembra como yo. Y eso significa que ellos ven que él está bien dotado."

"Entonces, Roberto, parece que tu esposa es muy decidida en esto. Entonces ya sabes que debes hacer, ¿no?"

"Uh, ¿usted me está diciendo que tengo que usar pantalones ajustados, doctora?”

"No, Roberto, es tu señora que te está diciendo esto. Y deseas complacerla, ¿no?”

"Sí, doctora, claro que sí. Pero... Es que... Mí bulto puede ser muy obvio y muchos lo miran.”

"Escúchame, esto a ti no te importa. Tú deber es complacer a tu señora..."

"En realidad, doctora, últimamente Roberto ha sido listo, dispuesto y capaz de satisfacerme. Pues no creo que usted debe preocuparse mucho por eso."

¿Es verdad, Roberto?"

"Sí, doctora. Hace poco me he dado cuenta que mí deber es complacer a María, y estoy listo, dispuesto y capaz de hacerlo." Respondí casi sin pensar, mientras inesperadamente sentí mi pene comienza a hincharse.

"Interesante," dijo. Pero ya es hora, entonces nos veremos en la próxima sesión."

"Gracias, doctora" respondimos juntos y María se puso de pie. Pero yo me senté pegado al sofá, porque mi polla ahora era tan duro que estuvo a punto de asomarse de la parte superior de mis pantalones. María parecía saber instintivamente lo que estaba pasando y le preguntó a la doctora si hubo un baño que podíamos usar.

"Sí, por supuesto. Hay una pequeña al fin del pasillo a la derecha."

Me puse de pie, avergonzado por el enorme bulto en mi entrepierna. Intercambié una breve sonrisa con la doctora, y tomé la mano de María, quien me parecía tener una rara mirada culpable en su rostro. Entonces nos fuimos directamente al cuarto de baño donde ella trató de hacerme acabar chupando la polla.

Pero a pesar de su maestría oral, ésta era una de esas erecciones que duran. Así que no tuve más remedio que ponerla contra la pared y levantar su falda. Siempre la dama, ella no portaba bragas y de golpe comencé a follarla rápido y duro. Pero incluso con eso, me tomó un largo rato a terminar y cuando salimos del baño pareció que todos han ido a casa.


A trabajar

Mi bagaje

Más relajado

También les puedo contar que, desde esa sesión, he dejado de preocuparme para ocultar el pene. Y tengo que admitir que ahora es mucho más fácil vestirme. Además, cuando estoy en público y noto que una mujer está mirando mi entrepierna, simplemente me pongo la espalda recta, miro sus ojos, sonreír, y decirle "¡hola!" Y en muchos casos, ya son ellas en vez de mí que se ven avergonzadas....


viernes, 13 de noviembre de 2015

3b. Nuestra primera cita (según María)(por María)

Después de más de una decena de años juntos, Roberto y yo hemos acordado de asistir a algunas sesiones de terapia de pareja con el fin de renovar la pasión en nuestra relación. Luego de entrevistarnos juntos y por separado durante el primer encuentro, el terapeuta dio a cada uno de nosotros la tarea de escribir la historia de la forma en nos conocimos, lo que nos ha atraído el uno al otro, y cómo fue nuestra primera cita. Aquí está la versión mía:

Había estado enseñando un curso de postgrado en la universidad durante un par de semanas antes de que finalmente tuve la oportunidad de hablar personalmente con Roberto, uno de mis estudiantes. Era cuarentón, pues unos diez años mayor que yo, pero con una cara de niño que le daba un aspecto más joven.

Pasamos rápidamente de hablar del tema del curso a conversar sobre las generalidades y antes de darnos cuento, estábamos solos en la aula. Era de noche y ya que el campus estaba un poco desierto a esta hora, él se ofreció caballerosamente a acompañarme para conseguir un taxi.

Por supuesto, continuábamos nuestra conversación a lo largo del camino y llegando al paradero, se ofreció a compartir el taxi. "Para estar seguro que llegas a casa sin problemas" me dijo. Era un buen conversador y aunque no se vestían de manera provocativo, a mi ojo experimentada parecía estar bastante bien dotado. Así que acepté.

Dentro del taxi, la conversación siguió siendo totalmente irreprochable. Por supuesto no me habría objetado si se ha tomado otro dirección, pero al fin de cuentas había sido un día largo. Y en todo caso, desde luego me estaba enviando señales claros de posibilidades futuras.

Y de hecho, justo cuando llegábamos a mi departamento, me dijo "he disfrutado mucho su compañía, profesora. ¿Podemos vernos este fin de semana?"

Por lejos no soy una chica que se pone nerviosa ni vacila y rápidamente respondió "por supuesto... y me llamo María".

Perfecto, María. ¿Algo en particular que preferirías hacer?"

En ese momento hay que confesar que su tono de voz me indicaba que él ha notado la mirada que hice a su entrepierna. Pero igual, decidí reprimir una respuesta más lasciva y simplemente le respondí "soy una jinete aficionada. ¿Tal vez le guste ir a montar conmigo?"

"Bueno, no he montado en años. Pero, sí. Creo que podría ser divertido. ¿A qué hora debo recogerte?"

"¿Sabido a las 9:00?" sugerí.

"Suena perfecta" respondió. Y entonces él cogió mi brazo mientras estaba abriendo la puerta, me atrajo suavemente hacia él, y me dio un beso fantástico.

Cuando nuestros labios finalmente se separaron, un débil "¡vaya!" fue todo lo que podía pensar en responder.

"Qué duermas bien" me respondió con malicia.

"Ja ja ja" respondí un poco nerviosa, dando cuenta de que, con sólo besarme, este cabrón me ha puesto la concha mojada. "Bueno, nos vemos el Sabido" dije saliendo del auto y cerrando la puerta detrás de mí.

Él me recogió el sábado a la hora pactada. Estaba vestido más o menos bien para el campo, estilo polo y vaqueros. Éstos, sí, bien apretados en el momento cuando abrí la puerta para recibirle. Y después de mirarme en mi conjunto de montar, ¡aun más! Cosa que me puse de muy buen humor. «Ya vez, cabrón,» pensó «puedes que tú me pones húmeda con tus besos, pero yo también puedo hacerte igual, ¿no?»

Bueno, para ser breve, hemos pasado una linda mañana montando por los senderos cercanas al establo donde hospedo mi caballo. Después duchamos (por separado) y vestí de ropa casual para disfrutar un buen almuerzo en el clubhouse del rancho. Hemos pasado varias horas charlando amablemente y fue una de las mejores citas que tuve en mucho tiempo. Entonces cuando llegamos a mi departamento no fue una decisión difícil de invitarlo arriba para tomar un trago.

Sé que suena una mentira, pero de verdad cuando llegamos a mi depa dijo algo como "bueno, hazte cómodo. Quiero sacarme estas botas de montar y ponerme algo más cómodo". Cosa que obviamente estaba bien con él. Pero cuando fui al dormitorio para cambiarme, las cosas rápidamente se pusieron mal para mí. Parece que después de ducharme, no he secado bien las piernas y ya estaban bien pegadas dentro de mis botas. ¡Te juro que no pude sacarlas! Pues no hubo otra elección que poner una bata (ya he sacado toda la ropa) y pedir ayuda.

"Roberto," llamé, "esto es un poquito embarazoso, pero creo que mis piernas estaban mojadas cuando me he puesto las botas y ahora no puede quitarlas. ¿Me puedes ayudar?"

"Por supuesto" dije, entrando en el cuarto y mirando lo que debe haber sido el espectáculo muy divertido de una mujer en una bata de seda y botas de montar. "Eh, bien, acuéstate en la cama y veremos si puedo quitártelos" me dije. Cosa que trató de hacer en muy buena fe durante varios minutos.

Pero al fin y cabo tres cosas estaban claras: Primero, sea por lo que fuera, las botas no iban a salir fácilmente. Segundo, debido a nuestros esfuerzos para sacarlos, mi bata se había abierto - al igual que mis piernas -, permitiéndole varias buenas miradas a mi vulva. Y, por último, debe haber gustado lo que veía, porque había desarrollado una erección muy prominente que no pudo disimular.

"Mira," me dijo, masajeando con firmeza mis pantorrillas a través del cuero de las botas, "creo que lo que necesitas hacer es relajarte las piernas un poquito. Seguro con esto van a salir" dijo mientras estaba acercando su boca hacia mi entrepierna. Sin recibir ninguna señal contraria de mí, comenzó a pasar su lengua suavemente a lo largo de mis expuestos labios.

"Emm, ¿Roberto?"

"¿Sí?"

"No creo que... umm... Esto no va a relajarme."

"¿No?"

"Nnoohh."

"Bueno," dije chupando mis labios menores - que no son tan menores en el caso mío -, "dale un poco de tiempo más para que veremos."

"Está bien. Peroohh... no quiero que pienses que soy uuuu... una puta salida que haaa.... hace cosas así en la primera cita."

"¡Claro que no pienso esto!" dije después de deslizar su lengua a lo largo de mi rajeta hasta mi clítoris. "Igual que no quiero que tú pienses que soy un cabrón cachondo que no puede resistir lamer cualquier vulva que veo."

"No, por supuesto que ¡Nnooo!" casi grité debido al efecto que su lengua tuvo en el clíto. "Pero, dime, incluso si noohhh... podemos sacar mis piernahhh... piernas de estas botas, ¿no crees que deberíamos traahhh... tratar de liberar la polla de tus pantalones? Mmmm... Me parece muy hinchado y no me gustaría si los dos quedamos atrapados".

"Pues, a ver si tú puedes sacarla" rio.


¡Salió como un muñeco de una
caja sorpresa! (Roberto 2003)
Me senté en la cama y abrí sus pantalones... y la polla salió de su ropa interior como un muñeco de una caja sorpresa, golpeándome en la cara. Tengo buen ojo para los hombres, pero igual debo admitir que su tamaño me sorprendió.

"Vaya, Pollón, la tienes más grande que pensaba" dije riendo. "Usando tanta sangre para llenarla, tu cerebro no tiene que estar funcionando muy

bien. ¡Quizás por esto no puedes sacar mis botas!" Luego tomé el escroto en mis manos para acariciarlo. "Los huevos también pesan. Deben estar bien llenos".

"Sí, tú hiciste que les llenaron mientras que estaba tratando de relajarte" me dijo mientras quitandose la ropa. Y aunque que tienes razón que no me siento muy inteligente en este momento, creo que mi cerebro está funcionando lo suficientemente bien para ser capaz de follarte."


¡Esto, sí, tú sientes! ¿No, Roberto?"
(Roberto y María 2003)
Yo no respondí a su provocación, debido que ya estaba concentrándome en chupar su verga, pasándome la lengua a lo largo del tronco y luego en círculos alrededor del glande. Pero no parece que estuviera disfrutándolo como debe, entonces empecé a rastrillar ligeramente los dientes contra su glande. Inmediatamente se escapó una fuerte "ahhh."

"Mmmm," tarareé, y saqué el pene de la boca para preguntarle "¡esto, sí, tú sientes! ¿No?" Tomándolo de nuevo dentro de mi boca sin esperar la respuesta.

"Sssíii... Ohhh... Dios mío... Quéee..." trató de decir. Pareció que estaba con problemas para recuperar el aliento. También pude sentir que todos sus músculos se debilitaban. "Qué... estás... haciend... Ohhh..."

"Solo logrando que relajas un poquito" me reí.

"Túuuuu... eres... una... puuu..."

"Una dama, señor. ¡Soy toda una dama!" coqueteé.

"Sssí. Cierto. Sin duda. Túuu... eres... uuuu..nnnahh... dama. Una dama... que está... a punt..ahhh... a punta... de ser... vi..oohhh... violada."

"¡Ni pienses hacer esto! Soy una chica buena. Pues compórtate bien, Pollón" le dije parando de chuparle, recostando y alejándome un poquito de él para que se tranquiliza.

Pero en vez de calmarse, me jaló hacia él, agarrándome por la cintura y empujando la parte posterior de mis piernas contra su pecho, abiertos en forma de una uve con los tobillos presionando contra sus hombros. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y él me levantó hasta quedarme en una posición semi-sentada en la orilla de la cama, con el abdomen y la espalda curvada hacia adentro - hacia él -, de modo que mis tetas estaban presionando contra su pecho.

"Ya, ¡basta! Dámelo" grité. Y con esto me agarró de la cintura y empuje su pelvis con fuerza contra la mía, penetrándome hasta el fondo y golpeando su glande contra el cuello de mi útero. "¡Ay!" grité de una mezcla de placer, sorpresa y dolor.

"¿Te gusta?" preguntó, dándome varios empujes más.


¿Habrías sido capaz de resistirme?
(María 2003)
"¡Ay! ¡Sí! Sí, me gusta. Solo que ¡Ay¡... en esta posición me puedes ¡Ay!... golpear el cérvix cada vez ¡Ay!... que quieres".

"Sí, había dado cuenta eso. Es porque lo tengo un poco grande" me dijo antes de darme otro golpe. "¿Te molesta?"

"No, ¡Ay!... para nada. ¡Ay!... me gustan ¡Ay!... los grandes. Pero ¡Ay!... en esta posición es demasiado" dije bajando mis brazos de su nuca hacia su espalda y colapsándome la cabeza contra su pecho, acción que solo sirvió para aumentar la curvatura de mi abdomen, forzando mi pelvis aun más contra la suya. Así que mi pobre cuello uterino quedó incluso más expuesto a los golpes de su glande.

"¡Ay!... ¡No! Por dios, Pollón, ¡suéltame! Me ¡Ay!... me tienes como ¡Ay!... una muñeca de trapo. Necesito echarme". Y con esto él me soltó y me estiré por la cama. "Gracias," le dije, "hay un límite de cuánto una chica puede soportar, ¿sabes?"

"Sí, pero de veras aguantaste mucho" me dijo, ya dándomela con menos fuerza y sin alcanzar el fondo debido al cambio de posición.

"Bueno," dije secándome el sudor de la cara y riendo, "fue divertido".

"Sí, ¡bastante! Me alegro que puedas con un pene grande".

"¡Me encantan los grandes!"

"Se nota. No me parece que yo soy tu primero".

"Bueno, una dama debe ser selectiva, ¿sabes? Como un club exclusivo" dije riéndome. "¡No se puede admitir cualquier!"

"Ja ja ja" respondió. "Pero igual si la tuve pequeña, no creo que me hubieras negado el ingreso después de haber hablado en forma tan amable con tu clito ¿no?"

"Mira, incluso con este lengüetazo que me has regalado, una chica debe mantener sus estándares".

"Pero habrías sufrido mucho, ¿no?" me preguntó. "Habiendo sido lamido de esa manera va a dejar cualquier mujer con una gran tensión en la concha. Y si no la alivias, vas a pasar horas comportándote tan nerviosamente como una cabra loca".

"Bueno, esto depende en parte de la lengua del cabrón que te ha asaltado. Pero, sí, es verdad".

"Pues, ¿cómo vas a resistir un buen polvo para relajarte?"

"Porque sin buen pene, no hay buen polvo. Solo hay 'lo siento, yo nunca folla en la primera cita. Pero si quieres, te doy una paja.'"

"Ja ja ja. ¿Sólo una paja? ¿Ni una mamada?"

"Bueno, depende. Si el tipo la tiene por lo menos un poquito grande. Pero nada me da más asco que la sensación de una polla pequeña en la boca."

"¿Incluso si sabes que por esto tú misma vas a sufrir?"

"Por esto existen los consoladores. Pero siempre después de la famosa 'discúlpame, amorcito, pero ya debes irte. Tengo que trabajar en la mañana.'"

"Ow. Pobre hombre. Eres una dura, María".

"Yo sé" dije bajando las cremalleras de las botas y sacándolas fácilmente de mis piernas. "Pero no puedo evitarlo. No me gustan los penes pequeños. Pero felizmente tú no sufres de esa aflicción, Pollón. Pues dejar de hablar tanto y quítame ya un poco más de este famoso nerviosismo que tu lengua me ha provocado!"


jueves, 12 de noviembre de 2015

3a. Nuestra Primera Cita - Roberto(por Roberto)

Después de más de una decena de años juntos, María y yo hemos acordado de asistir a algunas sesiones de terapia de pareja con el fin de renovar la pasión en nuestra relación. Luego de entrevistarnos juntos y por separado durante el primer encuentro, el terapeuta dio a cada uno de nosotros la tarea de escribir la historia de la forma en nos conocimos, lo que nos ha atraído el uno al otro, y cómo fue nuestra primera cita. Aquí está la versión de Roberto:

María fue profesora de un curso de postgrado para gerentes que tomé en la universidad y así es cómo nos encontramos. Una noche estábamos hablando después de la clase y se hizo tarde, por lo que la acompañó a su apartamento en taxi.

Ella tenía un cuerpo fantástico, ojos bonitos, y una personalidad muy saliente. Así que cuando llegamos, le di uno de mis mejores besos, con la esperanza de ser invitado a tomar una copa. Eso no funcionó en el momento, pero sí hicimos una cita para el fin de semana.

Habíamos acordado ir a montar caballos y aunque no lo hice por varios años, todavía tenía un par de botas. Acompañé aquellos con una camisa polo y un par de pantalones vaqueros un poco estrechos, así que tengo que admitir que mi paquete estaba muy a la vista. Pero los pantalones de montar que las mujeres usan por lo general marcan bien sus vulvas también, así que no estaba demasiado preocupado que ella estaría ofendida. Y en cualquier caso, el tamaño de mi pene no es algo que puedo disimular con mucho éxito, pues lo dudaba que fuera la primera vez que ella lo ha notado.

Cuando llegué a su departamento para recogerla, ella estaba vestido de pantalones jodhpur de color beige muy, pero muy estrechos - que sí se permitió distinguir el contorno de su vulva -, y una blusa de seda blanca bien ajustada. Llevó puesta botas de montar de cuero negro y andaba con una pequeña maleta deportiva. En su mano tenía una fusta con grande cabo plateado que no dejaba mucha duda sobre lo cual era la inspiración para su forma.

Ella me acerco y le besé la mejilla. "¡Vaya! Esto es un conjunto muy profesional," dije, ya aun más feliz con mi propia elección de ropa.

"¿No recuerdas que te dije que soy una jinete experimentada?" se río, golpeando su palma con la fusta. "¿O pensaste que yo estaba solo hablando tonterías?"

Bueno, resultó que ella sí es una jinete muy experimentada con un espíritu competitivo, mientras yo fui feliz simplemente al no caerme del caballo. Pero hemos pasado una linda mañana de campo y luego un almuerzo excelente.

Después hemos caminado un poco por la estancia, que me gustó, no en parte pequeña porque había cambiado su ropa de montar por un vestido de verano hecho de algodón blanco fino que ha permitido que la luz brillante del día destacaba muy bien la silueta de su cuerpo a través de la tela. Además, fue bastante coqueta y para cuando que habíamos vuelto a su departamento, estaba empezando a darme cuenta de que dentro de esta dama de apariencia tan refinada también era más de un poco de hembra cachonda.


¿De verdad no podía quitarse las botas?
(María 2003)
Y en realidad, no hacía falta mucho tiempo para confirmar esas sospechas sobre ella. Casi tan pronto como entremos en su depa, ella desapareció en el dormitorio bajo la excusa de quitarse las botas. Unos minutos después me llamó para venir y ayudarla, diciéndome como escusa que estaban pegadas a su piel y no podía sacarlas.

Sea como sea el problema, ella sí había sido capaz de sacar todo lo demás de sus prendas y poner una bata de seda fina. Entonces cuando entré en la habitación, se procedió a echarse en la cama, ponerse las piernas en el aire y pedirme quitarse

las botas. Cosa que trate de lograr por varios minutos, mientras la bata cayó completamente abierta exponiéndome una linda vulva bien peinado. Tuvo un clíto prominente y grandes labios menores, los cuales eran más que un poco húmedos y muy, pero muy difícil resistir.

Pues después de algunos minutos más de luchar más contra mis propios instintos que con las botas, me entregué por vencido. Acercaba mi cara a su coño y empecé a lamer suave y lentamente a sus labios. Pero la verdad es que soy adicto al cunnilingus y dentro de algunos segundos de inhalar sus feromonas de hembra en celo, perdí todo control y comencé a comerla en serio.

Entonces después de no sé cuánto tiempo - y algunos intentos para convencer a uno y otro que los dos estábamos totalmente en control de la situación, y en absoluto cachondos - ella me apartó, se sentó en el borde de la cama, y fue en busca de mi verga. A pesar del hecho de que había pasado la mayor parte de la mañana tratando de medirla con los ojos, creo que fue sorprendida por su tamaño. Pues antes de empezar a chuparme realizó algunos comentarios respecto a la idea estereotipada de que los chicos con pollas grandes se ponen estúpidos cuando se hinchan, por falta de flujo de sangre al cerebro.

No sé si tiene algo que ver con mi tamaño o no, pero la verdad es que mi pene en sí no es muy sensible y debido a eso, no suelo disfrutar de mamadas como parece lo demás de los hombres. Necesito una estimulación fuerte y para largo tiempo para darme ganas de entrar en acción. Así que estaba a punto de decirle que se detenga, cuando de repente sentí una sensación increíble, resulta de rociar sus dientes contra mi glande.

Ella notó mi reacción a este y seguía chupándome así, y dentro de algunos minutos estaba jadeando como un corredor de maratones y luchando para mantenerme parada como un boxeador que ha recibido demasiados golpes. Traté de sacarme de su boca, pero no pude, debido que me estaba agarrando por las nalgas.

Pero no pude aguantar más de esta provocación. Ya era hora de follarla. Así que sí saqué el pene de su boca, la empujó sobre la cama, levanté sus piernas y apretó la parte posterior de sus muslos contra mi abdomen. "¡Oye! ¿Tú que haces?" gritó. Pero no me opuso con ninguna resistencia física, pues agarré sus caderas y jalaba su cuerpo para tener su coño en el borde de la cama. Abrió sus piernas y metí la polla hasta los huevos de un solo golpe.


¡Impresionante!
Mi campeona agotada  (2003)
En esta posición, podría alcanzar el cuello del útero cada vez que quería y ella parecía disfrutar mucho de eso. Pero igual mi verga estaba claramente teniendo un efecto devastador en ella, así que decidió probar para ver lo mucho que podría tomar.

Resultó que después de varios minutos ella estaba agotada, sudando de pies a cabeza y pidiendo misericordia. Pero tengo que reconocer que ella lo tomó por mucho más tiempo que la mayoría de mujeres pueden. O mejor le digo que ¡ella fue fantóstica! Era obvio que estaba acostumbrada a grandes pollas, algo que ella no negó cuando le pregunté sobre ello. Me quedé muy impresionado y emocionado.

Y bueno, después de recuperarse un poquito, ella les bajó las cremalleras de sus botas y las quitó sin problema

alguna. Pasamos el resto de la tarde follando lenta y tranquilamente. Así que fue una cita muy divertida.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

2. María como chica - Sueños de centauros(por María)

Yo estaba montando caballos desde que tuve siete años. Les encanté desde el principio, pero claro que a esta edad era algo muy inocente.

Pero a medida que estaba creciendo, sobre todo en la época cuando comenzaba a tener mis primeras reglas, creo que empecé a relacionar los caballos y los hombres en mi mente subconsciente. Pues después de todo, un caballo es un poderoso animal masculino y desde los tiempos romanos y griegos, siempre ha existido un fuerte elemento de fantasía sexual en nuestra relación con ellos como mujeres.

Inicialmente recuerdo soñando de cuentos de hadas en que mi caballo había transformado en un centauro. En estos sueños estuvimos cabalgando juntos largos ratos, pero nuestra relación era decididamente más romántica que sexual.

Pero un día, cuando tenía alrededor de 15, vi por primera vez que mi caballo tuvo una erección. Entendí que seguramente él había olido el olor de alguna yegua en celo y estaba simplemente reaccionando de acuerdo con sus instintos. Probablemente sin ser capaz de controlarse a sí mismo. Pero por alguna razón, esto me molestaba, y de inmediata le ensillé y le monté alrededor del campo durante varios minutos. Durante nuestra cabalgada, me di cuenta de que él estaba agitado, pero aun respondido bastante bien a mis órdenes. Y al final había perdido su erección. Cosa que de alguna manera me hizo sentir poderosa por haber afirmado mi dominio sobre él.
  
Después, durante el próximo verano, presenciaba por primera vez el apareamiento de caballos. Y déjenme decirles, eso fue algo muy, pero muy fuerte para una chica de 16 años. ¡Incluso las mujeres adultas presentes parecían ser muy afectadas por verlo! Y por si acaso que usted no ha tenido la oportunidad de ver este proceso por sí mismo, lo describiré.
  
La yegua está atada a un poste por sus riendas y sus patas traseras también están atadas con cuerdas, para evitar que se puede patear el semental. Es decir, ella está impedida físicamente de ir a ninguna parte, o de rechazar su pareja. A continuación, traen el caballo, permitan que huele el coñito de la yegua – o a veces se frotan un paño con hormonas de caballa en celo en su nariz -, y esperan hasta que él consiga una buena erección. Para realizar el coito, le guían por sus riendas para montar la yegua. Lamentablemente, el proceso de fornicación es decepcionante corto para un animal con pene tan grande. Y aunque ambos parecen disfrutar de sí mismos, les puedo asegurar de que nosotros como humanos somos mucho más afortunados en este sentido!
  
Pero igual, insisto que mirar todo esto tuvo un impacto evidente en mis compañeras, y por una quinceañera cómo estaba yo, fue abrumadora. Recuerdo que mi respiración se puso tan rápida que casi me desmayo y mi coño estaba tan mojada que tuve que excusarme antes de que la humedad se hizo visible a través de mis vaqueros. ¡Juro que le hubiera follado felizmente con cualquier chico presente en este momento!  Pero debido a que no hubo ninguno, fui a casa y me masturbé hasta que quedaba dormido.  Y esta vez soñé con ser arrastrada y violada por un centauro de pene enorme, quien fue llevado por mi cuerpo a un frenesí de deseo....
  
Bueno, hablando con algunas amigas que montan, creo que esta experiencia mía no es muy fuera del común. No conozco ninguna mujer quien ha soñado con tocar sexualmente a un caballo de verdad – eso sería repugnante. Pero puedo asegurarles que muchas de nosotras no sólo somos aficionadas de caballos, pero también de hombres caballunos! Y entendimos que con ambos de estos animales, hay que ser muy estricto para mantener el control sobre ellos!